Ibiza y Formentera,  Islas Baleares,  Viajes

Escapada exprés por Ibiza y Formentera en tres días.

Verano, amigas e Ibiza. Seguramente no hay mejor combo. A principios de agosto de este también raro verano de 2021, pasé cuatro días (en realidad tres) con tres amigas en ese paraíso que es Ibiza, con su acostumbrada visita a Formentera. 

Ibiza y Formentera, también conocidas como las Islas Pitiusas, forman parte del archipiélago balear. Son islas pequeñas (Formentera más que Ibiza) por lo que se pueden recorrer en poco tiempo, aunque en estos dos paraísos por muchos días que estés, siempre te sabrá a poco. Parece una tontería, pero que todo quede a media hora en coche te da una flexibilidad a la hora de recorrerte la isla sin tener que llevar todo súper atado como pasa en otros destinos. 

Cuando escuchas hablar de Ibiza, hay dos cosas que te vienen directamente a la mente: fiesta y hippies. Y, sí, hay de las dos cosas. Es la isla de la fiesta por antonomasia, pero hay mucho más que hacer y ver aquí; incluso puedes recorrerte la isla y no encontrarte con esa marea de turistas buscando su dosis de fiesta. Y, en cuanto a los hippies, la mayor parte de la gente opina que ya no hay hippies reales en Ibiza, que incluso ha derivado en una especie de postureo, pero, si te adentras un poco, sí puedes intuir lo que fue esta isla en los años 70. Yo, personalmente, me quedo con esta parte de la isla: el ambiente de libertad, hedonismo, vestidos de colores y mercadillos…

Las Islas Pitiusas son calas de aguas cristalinas, atardeceres de vértigo, pueblos con callejuelas estrechas, mercadillos y tambores… Sin duda, de los mejores paraísos que tenemos a tiro de piedra. 

CONSEJOS PREVIOS

Antes de ponerme con el itinerario de tres días por Ibiza y Formentera, vamos allá con algún consejo que te puede venir bien si es tu primer viaje a la isla.

Vuelos

Si esta no es la primera vez que lees alguna de mis postales de viajes, no te extrañará descubrir que volví a confiar en Ryanair para mi viaje a Ibiza. Volamos desde Valencia un sábado por la noche y volvimos un martes por la noche. Los vuelos nos costaron 56 euros ida y vuelta (aunque en este verano tan raro, fueron bajando mucho los precios mientras se acercaba la fecha y llegaron a estar por menos de 20 euros ida y vuelta). En media hora estábamos en el aeropuerto de Ibiza (que como descubrimiento diré que tiene un Burger King lo que facilita bastante las cosas si como nosotras íbamos con el tiempo justísimo a la vuelta para aprovechar el día al máximo). 

Alojamiento

Es sabido por todos que de las cosas más caras en Ibiza es el alojamiento. Encontrar una buena oferta es complicado y, sin embargo, gracias a mi amiga B. (que esta vez fue la que organizó el viaje principalmente, ya que conoce muy bien la isla) encontramos una muy buena oferta en unos apartamento que calidad/precio superaban nuestras expectativas.

Son los Apartamentos del Rey en Portinatx, muy al norte de la isla. Nos dieron un estudio para cuatro personas con una habitación y un sofá cama. Era pequeño, limpio y sin mucho lujo, pero no necesitábamos más. Además les pedimos que tuviera vistas al mar y nos dieron uno con una terraza enorme, que fue lo que más utilizamos, con unas vistas increíbles.

El complejo contaba con una gran cantidad de apartamentos, en su mayoría ocupados por gente joven, una piscina infinita que no pudimos utilizar por falta de tiempo, bares y restaurantes alrededor y un supermercado no muy grande y algo caro, pero que te sacaba de más de un apuro. 

Por tres noches y siendo cuatro personas, pagamos 473 euros, unos 40 euros por persona/noche. Este precio, para ser Ibiza, es casi imposible de encontrar por algo decente. Así que súper recomendable. 

¿Cuándo viajar a Ibiza y Formentera?

Estamos en las Islas Baleares en el Mediterráneo, así que está claro que, teniendo en cuenta el clima, los mejores meses son entre junio y septiembre. Inconvenientes de julio y agosto: además de que puede que haga mucho calor dependiendo de los días, hay muchas aglomeraciones de gente allá donde vayas: playas abarrotadas, restaurantes sin sitio, beach clubs a rebosar…

Sin embargo, en este verano raro de 2021, en agosto, aunque había gente, la verdad que se estaba muy a gusto. No tenía nada que ver con otros años. 

Lo que sí que no recomiendo demasiado es viajar en los meses de invierno. En esos días, la isla está un poco muerta y no hace tiempo para bañarte en sus bonitas aguas, aunque no llegue a hacer demasiado frío. 

El clima en las Baleares es muy agradable. Los veranos, aunque cálidos, no son asfixiantes y hay pocas precipitaciones. A partir de octubre y hasta abril, estas son algo más abundantes. Y los inviernos son bastante suaves. 

Alquiler de coche

Una de las cosas fundamentales en una isla como Ibiza y también en una visita a Formentera es alquilar un coche o moto en su defecto. Otros medio de transporte en estas islas son mucho menos recomendables: los autobuses tienen pocos horarios y no paran en todos los destinos, sobre todo en las calas; y los taxis son muy caros.

Para alquilar coche en Ibiza, recomiendo hacerlo tiempo antes por Internet, ya que, en condiciones normales, la isla se llena y una vez allí puede ser complicado encontrar coche a buen precio, incluso puede haber compañías ya completas. 

¿Coche o moto? Recomiendo coche. Muchas de las carreteras de Ibiza son secundarias, estrechas, con poca visibilidad e incluso los accesos a las calas pueden ser caminos, por lo que ir en moto, incluso aunque tengas mucha experiencia puede llegar a ser peligroso. además estamos hablando de coches o motos de alquiler que suelen estar muy usados y no funcionan perfectamente. 

Para Ibiza, nosotras comparamos por Internet y, al final, elegimos la compañía Centauro, principalmente por el precio.  Nos recogieron en el aeropuerto y nos llevaron a su compañía y a la vuelta igual, dejamos el coche en la compañía y nos llevaron al aeropuerto. Nos salió a unos 298 euros con seguro a todo riesgo para 4 días, ya que llegábamos un día antes por la noche, lo cual también tenía un plus al coger el coche fuera de hora. El precio era para un Fiat 500 o similar, que, al final, resultó ser un Toyota. En cuando a la calidad del coche, dejaba un poquito que desear, no tiraba mucho y conducirlo a ratos era un poquito odisea (eso dicen mis conductoras), pero llegamos a todos lados con él. Eso sí, recomiendo al 100% coger seguro a todo riesgo: te vas a meter en caminos a calas que son por tierra, vas a aparcar donde puedas…, por lo que, aunque salga un poco más caro, créeme, vale la pena. 

En cuanto a Formentera, estuvimos debatiendo entre cruzar el coche en el Ferry o alquilar uno allí. Al final alquilamos uno en la propia isla y creo que fue un acierto. No conseguimos de los más baratos porque nos enredamos, al llegar, desayunando y, cuando nos decidimos, ya se habían agotado en todas las compañías, pero, como estuvimos todo el viaje diciendo, el destino eligió por nosotras y eso hizo que tuviéramos que alquilar un Citroën Méhari eléctrico descapotable con el que disfrutamos muchísimo. Eso sí, nos salió algo más caro de los previsto (112 por un día, también a todo riesgo), por lo que, si tu presupuesto es ajustado, es mejor que no pierdas el tiempo y lo primero que hagas sea alquilar el coche nada más llegar a la isla a primera hora. 

En Formentera, mi opinión sobre las motos es la misma. Puede parecer más cómodo, pero la gran cantidad de coches y motos y las carreteras que parecen más bien caminos, no hacen la conducción nada segura. En cuanto a las bicis, puede ser una opción si te vas a quedar más días en la isla, si no, no vas a poder llegar a muchos destinos, porque, aunque la isla es pequeña, hay kilómetros que recorrer. 

Ibiza en tiempos del Covid

El Covid ha cambiado bastante nuestra forma de viajar. En Ibiza lo que más he notado yo es que había menos gente de la esperada y el problema de los horarios. Por lo demás, el ambiente era mucho más relajado en cuanto a medidas que lo que he visto en otras ciudades de España.

Para informarte de las medidas lo mejor es que mires en la página del Gobierno Balear y la prensa, ya que yo podría explicarte que la hostelería cierra a la 1 de la mañana, así como las playas. Pero eso fue cuando fui yo y las medidas cambian dada dos por tres. 

También tendrás que consultar antes de viajar las medidas que tienes que cumplir para aterrizar en la isla. Para ello puedes consultar esta página web, donde te van a informar de la necesidad de pruebas o documentos a rellenar antes de coger el avión. En mi caso tuve que llevar una prueba de antígenos con resultado negativo con una validez de 48 horas desde que te la haces o de 72 horas si es una prueba PRC, porque todavía no tenía la pauta completa de vacunación y tampoco había pasado el Covid en los últimos 6 meses. Además tuve que rellenar el formulario de control sanitario que genera un Código QR que te piden una vez llegas a la isla. En mi caso me lo pidieron todo, aunque en principio es aleatorio. Pero es responsabilidad de todos cumplir con las medidas que se piden.

IBIZA Y FORMENTERA EN 3 DÍAS

1º DÍA. Cala Bassa. Cala D´Hort y Es Vedrà. Dalt Vila.

Habíamos llegado a Ibiza la noche anterior, por lo que contábamos con todo el día por delante y el coche ya preparado para salir. Lo primero que hicimos por la mañana fue acercarnos al Mercadona de San Antonio para hacer una compra básica, ya que el super de abajo de los apartamentos puede sacarte de un apuro, pero los precios son muy elevados. Con suministros para pasar ese primer día, fuimos directas a nuestra primera parada: Cala Bassa.

Cala Bassa es una de las mejores calas de Ibiza, con aguas cristalinas y nada frías, rodeada de viejas sabinas dando al entorno un aspecto muy bonito. Se encuentra en  el noroeste de la isla. Si vienes desde San Antonio, puedes atravesar toda la Bahía hasta el desvío de Cala Tarida y Platges de Comte. Siguiendo este camino, encontrarás a mano derecha el desvío hacia la playa.

Para aparcar en esta cala, o llegas muy temprano o te tocará pagar. Hay un parking gratuito que se llena a primera hora de la mañana o el parking del restaurante que cuesta 5 euros y con el ticket te darán o una botella de agua o una cerveza. 

Hay un gran chiringuito/restaurante en esta cala: Cala Bassa Beach Club, que se ha puesto muy de moda y que ofrece distintos tipos de comidas y ambientes. Hay opiniones para todos los gustos: a quienes les gusta este tipo de beach club y quienes opinan que le quita encanto a la cala. Lo que sí está claro es que, ya sea por el beach club o no, el gran inconveniente de esta cala es la gran cantidad de gente que va. En los meses de verano hay una aglomeración de turistas.

Nuestra siguiente parada del día fue Cala d´Hort, una de las calas más conocidas y bonitas de la isla con unas vistas preciosas a los islotes de Es Vedrà y Es Vedranel, puntos súper reconocibles de la isla, con uno de los atardeceres más mágicos desde sus acantilados. 

En esta cala hay varios restaurantes y chiringuitos e incluso una tiendecita tipo tenderete de ropa. Nosotras habíamos reservado para comer en Es Boldadó, restaurante más que recomendado al que no dudaré en volver cada vez que vaya a la isla. Está situado sobre unos acantilados, a unos 10 metros de altura, con unas vistas  a Es Vedrá increíbles. Está abierto durante todo el año y la comida es de muy buena calidad, con productos muy frescos y un servicio buenísimo. Nosotras nos pedimos un entrante y un arroz del senyoret para tres, además de postres y bebidas, y nos salió a poco más de 30 euros por persona. Calidad precio, un diez. Eso sí, conviene reservar. No se encuentra en la propia cala, sino en la bajada a ella. Está señalizado y el acceso es por camino. 

Después de comer y de descansar y disfrutar de esta cala por la tarde, nuestro plan era ver atardecer desde los miradores en los acantilados frente a Es Vedrá. Este islote completamente deshabitado frente a la costa es uno de los puntos más icónicos de la isla y de visita obligada, sobre todo, al atardecer. Es verdaderamente imponente con casi 400 metros de altura y está totalmente protegido dentro de la Red Natura 2000.

Para ver el atardecer, al volver de la cala mientras asciendes por la carretera verás entradas de caminos a los lados. No tiene mucha pérdida porque siempre hay muchos coches. El ambiente es maravilloso, música, grupos de amigos, parejas, alguna persona que vende mojitos… Todo ello con unas vistas de ensueño, además de una energía muy especial. Mi recomendación es que hagáis un picnic para cenar mientras veis este atardecer o bien os toméis unas cervecitas y disfrutéis de las vistas y de las sensaciones. 

Nunca he sido mucho de creer en cosas de energías, pero es cierto que este lugar tiene algo especial. No sé si es su belleza o el ambiente que lo hace diferente a otros atardeceres, pero creo que no puede dejar a nadie indiferente cuando va allí. En torno a este islote hay gran cantidad de leyendas y mitos: se dice que es, después del Polo Norte y el triángulo de las Bermudas, el lugar con más magnetismo de la Tierra; hay leyendas sobre sirenas, ovnis, relación con las pirámides de Egipto… Infinidad de historias, quizá tan solo leyendas, pero que engrandecen las sensaciones que llegas a sentir allí viendo esconderse el sol. 

Una vez visto el atardecer y habiendo cenado, nos fuimos hacia Ibiza (la ciudad y capital de la isla), en concreto al casco antiguo, conocido como Dalt Vila. Es como una ciudad dentro de la propia ciudad, pero de ella hablaré en el segundo día, ya que la vimos más en detalle. Este primer día, fuimos allí a terminar la noche o, más bien, empezar (cosas del Covid) y tomarnos unos cubatas antes de que cerraran. Fuimos a una terracita a los pies de la muralla con un ambiente muy bueno y unas vistas privilegiadas a la fortaleza de Dalt Vila: Tirapallá.

2º DÍA: Punta Galera. Calas Salada y Saladeta. Playa de Benirrás. Dalt Vila.

Nuestra primera parada para este segundo día era Cala Salada, pero al llegar allí, el hombre que controlaba la entrada de coches nos dijo que el parking estaba lleno y que fuéramos en un par de horas. Así que nos dirigimos a Punta Galera, que está en el entorno de Cala Salada.

Punta Galera es un tramo de entrantes y salientes de rocas en el mar que tiene zonas con terrazas de roca donde puedes tumbarte y adentrarte en el mar. Seguramente sea la cala (si puedo llamarlo de esta manera) que más me gustó: aguas cristalinas, sin aglomeraciones y un entorno precioso. Se trata de un rincón nudista por excelencia de la isla, aunque en la zona que nos pusimos nosotras no había nadie haciendo nudismo. 

Allí pasamos la mañana, comimos de picnic (puesto que no hay ningún chiringuito ni restaurante en este entorno) y después volvimos hacia Cala Salada. 

Cala Salada y cala Saladeta son dos de las calas más famosas de Ibiza con un entorno verde y poco urbanizado. Como ya he dicho, para entrar a estas calas hay un control de aforo. Cuando volvimos, el que controlaba nos volvió a decir que estaba lleno, pero con algo de insistencia conseguimos que nos dejara pasar. Una vez llegas al parking, bajas por unas escaleras hasta llegar a Cala Salada. Esta primera suele estar más llena y cuenta con un chiringuito en el que echamos mitad de la tarde. Para llegar a Cala Saladeta coges un camino por el acantilado rocoso. Hay dos formas de llegar, una en la que casi vas escalando, pero no te asustes, si miras un poco mas arriba verás el otro camino que es mucho más sencillo. Esta es una cala más tranquila y pequeña.

Para ver atardecer, decidimos irnos a la playa de Benirrás, ya que no queríamos irnos de la isla sin ver algo de lo que queda de esa esencia hippie de Ibiza. Cuenta con dos aparcamiento gratuitos y varios restaurantes y chiringuitos. El atardecer desde esta playa con los tambores de fondo e incluso acercarte a la zona de los tambores a bailar con ellos es una de las mejores experiencias de la isla.  El mejor día para ver la fiesta de los tambores es el domingo, pero la mayor parte de días de verano encontrarás a más de un «hippie» tocando y bailando. Además cuenta con un mercadillo, que aunque no es lo mismo que las Dalias (si estáis más días, totalmente recomendado) nos quitó el gusanillo. 

Después del atardecer, volvimos a Dalt Vila (centro histórico de la capital de la isla, Ibiza) para cenar y verla con más detenimiento. Paramos en una terracita a los pies de la muralla: La Taberna d´Eivissa o La Taberna del Parque, donde picamos un par de tapas. Y, aunque estaba todo muy bueno, teniendo en cuenta la cantidad, el precio fue algo elevado, pero estábamos en la zona que estábamos, así que ya lo sabíamos. 

Tras esto nos fuimos a callejear por Dalt Vila y su fortaleza. Entramos por el Portal de ses Taules y recorrimos la fortaleza y sus pequeñas callejuelas. Es realmente bonito y tiene un encanto muy particular. Parece una ciudad dentro de otra ciudad. Está todo el conjunto de Dalt Vila declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. 

La ruta clásica parte de este Portal y recorre así el Patio de Armas y un poco más adelante la Plaza de la Vila. Vas subiendo y empezarás a ver las maravillosas vistas desde aquí: a la ciudad, el mar, la isla, el puerto… según vayas avanzando. Tras esto, llegarás a la Plaza de la Catedral, donde se encuentra la Catedral de Santa María y el Mirador del Rey Jaume I. Y no puedes perderte el Baluarte de Sant Bernat, el de Sant Jordi, el Castillo, La Torre del Homenaje y la Almudaina, una vez vayas descendiendo.

3º DÍA: Formentera

El tercer día lo reservamos para hacer una visita a Formentera. Para llegar a esta pequeña, pero impresionante, isla vecina hay que coger un ferry desde Ibiza. Este se coge en el Puerto de Ibiza o en la playa d´en Bossa, pero, en este caso, solo con la compañía Aquabus. Esta última opción tiene la ventaja de que es más sencillo aparcar el coche si no te la vas a llevar y que es más barata, pero cuenta con pocos horarios. Nosotras cogimos el ferry en el puerto con la compañía Trasmapi, algo más cara que otras, pero más rápida y, para ser sincera, fue la primera que vimos en el puerto, puesto que íbamos con el tiempo más que justo. Los billetes nos costaron 37 euros ida y vuelta por persona. 

Una vez en Formentera y con el coche ya alquilado (como cuento al principio del post) nos pusimos dirección nuestra primera parada: Faro Es Cap de Babaria. Este faro se encuentra en un enclave precioso de la isla, en la zona más al sur de las Islas Baleares, por lo que es un lugar perfecto para ver atardecer, si tienes la posibilidad. Para llegar a este faro en los meses de verano, tan solo podrás ir en coche hasta el parking. Después hay una gran caminata que tienes que coger con ganas, porque realmente se hace pesada y más con el calor (muy recomendable llevar agua). Pero el entorno y las vistas valen la pena, sobre todo si te gusta la fotografía. 

Se trata de un lugar muy conocido de la isla, sobre todo a partir de la película de Lucía y el Sexo. Y, aunque nosotras no teníamos tiempo para acercarnos, tiene otro atractivo más además de las vistas y el entorno. Y es que hay una cueva a la que si accedes llegas a un balcón al mar. se trata de la Cova Foradada, una de las tantas cuevas que hay en Formentera debido a su orografía. Se encuentra a 50 metros del faro y su acceso es a través de un agujero en la tierra y una vez la recorres llegas a un balcón que da al mar y las vistas son de infarto. 

Después de la caminata, lo que más nos apetecía era darnos un baño, así que nos fuimos a la Cala Saona, una de las más bonitas de la isla, escondida entre acantilados. No hay problema alguno para aparcar, pues cuenta con un gran aparcamiento y también dispone de un chiringuito, pero que no le resta encanto al lugar.

Para comer habíamos reservado en Fandango Formentera, restaurante que han abierto hace poquito en la isla, en la localidad de Es Pujols, en primera línea de su playa urbana (con el mismo nombre) que tiene muchísimo encanto. Íbamos recomendadas desde Logroño, ya que el dueño es el mismo que el del Wine Fandango, restaurante muy conocido en Logroño, sobre todo por sus tardeos. El lugar es privilegiado, con unas vistas preciosas, un entorno muy bonito y está decorado con muchísimo gusto, además de un servicio muy cuidado. 

Después de un pequeño paseo por la playa de Es Pujols, nuestra siguiente parada está más que clara. No podíamos ir a Formentera y no visitar la Playa de Ses Illetes. Es el lugar de Formentera más conocido y seguramente más increíble. Se sitúa dentro del Parque Natural de Ses Salines de Eivissa y Formentera. Su longitud es de más de 450 metros de arena blanca dividida en dos por una pequeña zona rocosa, provocando que en el mismo sitio tengas dos playas distintas, con mareas muy distintas (o por lo menos así era el día que fuimos nosotras). 

Para terminar nuestra visita a Formentera, queríamos haber hecho una parada en Beso Beach, el famoso Beach Club de Formentera (también hay uno en Ibiza) y hacernos la famosa foto en el banco de «no hay verano sin beso». Sin embargo, con el tema del Covid, las playas se cierran a las 18 horas y si no tienes reserva no puedes ni acercarte a la playa. Ya es el segundo año que me ocurre algo similar con este lugar, será una señal de que tengo que volver. 

Así que volvimos al puerto de Formentera y, como teníamos la vuelta a Ibiza abierta, cogimos el primer ferry que salía. Una vez en Ibiza, como no nos daba tiempo a hacer mucho más, estuvimos dando un paseo por la zona del puerto en el que había gran cantidad de imponentes yates, además de puestecitos de comida, artesanía… Y, de ahí, de vuelta al aeropuerto, con una pequeña parada para devolver el coche. Así terminaba nuestro corto, pero muy intenso y bien aprovechado viaje por Ibiza y Formentera. Hay lugares que enganchan, que atrapan e Ibiza es uno de ellos. Debe ser la magia de sus aguas cristalinas, de su ambiente, sus emociones, sus paisajes…, pero todo el que va una vez, promete volver. Y nosotras no seremos menos. 

Si tenéis alguna duda sobre qué hacer o visitar en Ibiza o Formentera, no dudes en dejarme un comentario o contactar conmigo a través del cuadro de contacto de la página de inicio. 

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Nos vemos en la siguiente postal.

M.

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