Postales

Hasta que la vida nos vuelva a encontrar

Creo que conoces mejor a una persona cuando sabes lo que no le gusta, aquello que odia. Si me preguntan por mi color favorito, no sabría que contestar. Podría decir que es ese rojo-rosa intenso de los atardeceres o como me enseñó La Vecina Rubia, el color arrebol, pero no creo que me veas vestida con algo de ese color, soy más de negro. Lo que sí sé es que el color marrón es terrible.

Otra típica, ¿cuál es tu película favorita? Es una pregunta incontestable. Se me vienen a la cabeza una lista mínimo de veinte y seguramente se me olvide la que podría ser mi favorita o quizá todavía no la he visto. Es imposible decidirse por una. Antes del amanecer (y toda la trilogía, obviamente), Desayuno con diamantes, pero también, las películas de Marvel, aunque puede que algún día se me pase esta neura,; cosa que jamás ocurrirá con Harry Potter que, por supuesto, está en mi lista. Interestelar, Amelie, La la land o Whiplash. Eterno resplandor de una mente sin recuerdo o La boda de mi mejor amigo. Mulán (de dibujos, siempre). Bohemian Rhapsody. Pulp fiction. No sé, la lista es inmensa. Pero no me lleves a ver una película de miedo porque te quedarás solo en el cine. Pasar miedo por gusto, creo que no hay mayor pérdida de tiempo.

Mi comida favorita, ¿quién sigue preguntando por esto? No lo sé, prácticamente toda, dulce, salado, no me importa. Eso sí, odio los guisantes y nunca perdonaré a aquella persona que se le ocurrió mezclar el jamón con el melón. Esa pareja es un no rotundo. Seguramente fue el mismo que juntó a Joey y Rachel en Friends o a Dan y Blair en Gossip Girl. No, punto. Todos por separado son geniales, pero los juntas y los destrozas.  Bueno, y si el sushi crees que es una buena idea para una primera cita, conmigo no.

Deberíamos presentarnos diciéndonos qué es lo que no nos gusta. Nos ahorraríamos más de un disgusto. Porque es mucho peor fallar que no acertar. Y, no, no es lo mismo.

Mi presentación podría ser algo así. Odio Paquito el chocolatero y su bailecito. No hay nada más ridículo que la gente con esa canción y, sobre todo, en las bodas. No me gusta besar por besar, los cumplidos por cortesía o las mentiras por miedo a hacer daño. Odio el gin-tonic y toda esa moda alrededor de él; es un cubata, no una ensalada. No me gusta tomar el sol, ni el agua caliente en la ducha. Odio el postureo del antipostureo, la intolerancia y la crítica barata y por envidia y más si es por la espalda. Odio la defensa de lo indefendible, sobre todo por razones políticas. No me gustan las alturas y no me muero por la adrenalina, sino con ella. Odio las conversaciones a medias y el irse por las ramas. Y si hay algo que odio son las despedidas. Aunque odiar algo inevitable tenga poco sentido, pero esa soy yo.

Despedirse es una mierda.

«Adiós» es la segunda peor palabra que existe. La primera es “pero”, un pero destroza cualquier situación, “te quiero, pero…”; “me ha gustado conocerte, pero…”; “no es grave, pero…”. Da por finalizado lo que pudo ser, pero no, que, al fin y el cabo, es otra forma de decir adiós.

Y, a pesar de odiar las despedidas, me quedaría a vivir en alguna de ellas. Un día más, una ratito más. Una caricia más, un beso más, una cena más, una mirada más. Y juntar todas esas “una más” y que lleguen a ser una vida entera.

Porque no sé pasar a otra cosa y olvidar lo que he vivido, olvidar los pequeños detalles: un olor, un gesto, una forma de mirar(te) que te desnuda, un suspiro en el oído, una risa contagiosa, unos ojos achinados al despertarse o cómo se muerde los labios antes de besarte. Los pequeños detalles, esos que son irremplazables. Cuando se pierden se pierden. Siempre he sido un poco Celine en Antes del atardecer.

Quizá esta sea la razón por la que yo no sepa despedirme y esta sea mi cruz: las historias sin final. Que siempre vuelven y arrasan con todo. Y, por eso, como en el idioma Quechua en el que no existe la palabra adiós, yo digo “tupananchiskama” que significa “hasta que la vida nos vuelva a encontrar”.

M.

2 Comentarios

  • Mr. Brightside

    Hola de nuevo Monica,

    Hacía ya mucho que no te escribia pero eso no significa que no te haya estado leyendo, lo unico que no encntraba el momento adecuado de escribirte porque al igual que a ti, me obsesiona mucho el como empezar, tanto que hasta me cuesta.

    He decidido escribirte en esta postal porque me han encantado esas películas que has elegido, las he visto todas pero especialmente me ha tocado la de antes del amanecer (aunque mi favorita de esas tres es la segunda) y ya que las has nombrado me gustaria preguntarte cuan de real piensas que puede ser esa historia, es decir, ¿piensas que le podría pasar a cualquiera? ¿conocerse de esa forma en un tren y reencontrarse 10 años despues de esa forma en una librería? no se, yo la primera vez que las ví me pareció que podia ser tan sumamente real esa historia que incluso la busqué.

    Y por supuesto te tengo que preguntar por esa despedida de la primera parte ¿tu serías capaz de hacer algo así, un plan impuesto, de los que no planeas? ¿o que lo planeas en el ultimo momento?

    Una manera de aplazar ese adiós, o convertirlo en un hasta luego «quedamos en este punto justo dentro de un año» y ojo, sin darse los telefonos ni direcciones ni nada… ¿cuantas cosas pueden pasar en un año no? ¿tu irías?…

    Como dices en otra postal «No hay peor despedida que aquel último beso a la persona que no habrías dejado de besar nunca” … «Hay finales que nunca acaban siéndolo. En los que te despides, pero no te dices adiós. Historias a las que te aferras, que alargas, a pesar de que el hecho de que vayan a terminar sea inevitable. »

    Yo creo casi con total seguridad que al igual que Jesse me hubiera plantado alli al año siguiente.

    Yo creo que no hay un adiós definitivo porque aunque ya no vuelvas a ver a esa persona, mientras la recuerdes seguirá viva, como dice Celine yo jamás he olvidado a nadie con quien he compartido algo porque cada persona tiene sus cualidades propias, aunque haya sido un rollo de una noche, porque para mi es dificil pasar una noche con alguien sin que haya habido algun tipo de afinidad, aunque sea transitoria.

    Lo que importa está en los pequeños detalles, yo creo que eso es lo que no se olvida.

    Cuando se ama de verdad no hay pero que valga y si no se ama con la verdad por delante siempre.

    Ya lo dijo don quijote «El amor antojadizo no busca cualidades sino hermosuras»

    ¿Es necesario ponerle final a las historias? Yo creo que el final siempre se pone solo como el de esta postal, que te ha quedado de maravilla.

    ¿A quien le gustan las despedidas?

    No dejes de escribir tus mas sinceras letras.

    Nos leemos

    tupananchiskama

    MB

    • Mónica

      Hola de nuevo, que bueno tenerte de vuelta por aquí.
      He tardado en contestarte porque al leerte me creaste la necesidad de volver a ver toda la trilogía de Antes del amanecer y por enésima vez las he vuelto a disfrutar estos días. Sin duda alguna, Antes del atardecer es la más bonita. Supongo que también porque empiezo a acercarme a la edad que tienen los protagonistas en ella y puede que haya empatizado más con esa versión suya. O porque saber qué paso con ellos después de ese adiós en el tren era algo que todos necesitábamos saber.
      Respondiendo a las preguntas que me haces, me pasó algo similar la primera vez que vi Antes del amanecer, me obsesioné y busqué cualquier dato sobre si había algo de realidad en esta historia y, sí, la había, lo cual me pareció fascinante aunque no llegué a descubrir si, como ocurre en la segunda parte, en la vida real el director de la película volvió a reencontrarse con esa chica de Filadelfia en su caso.
      Y mi respuesta es sí, por supuesto que creo en la posibilidad de encontrarte con alguien en un tren, un viaje, un bar o cualquier lugar y conectar de la forma que los protagonistas hacen. Creo que todo el mundo en algún momento de su vida va a conocer a una persona con la que sin saber por qué conecte de una manera mágica aunque se quede en eso, en un par de horas tomando una cerveza y compartiendo pensamientos que quizá con gente conocida no hubiera compartido.
      Quiero creer (siendo tan amante de este tipo de historias) que si se me planteara la situación lo haría, lo que ya no veo tan real es lo que de los teléfonos o redes sociales, estamos en el siglo XXI, ¿quién no da su Instagram como carta de presentación?. Pero decidir vernos en un plazo de seis meses o un año y reencontrarte con esa persona puede ser muy especial. También creo que para hacer algo así, algo verdaderamente fuerte debes de sentir. Y, por supuesto, que yo volvería como Jesse, aunque fuera por curiosidad, por recordar, por comprobar que siento después de ese tiempo. No podría quedarme con el ¿y si?. Odio eso. Y es que como decimos de Celine, a mí cada encuentro con alguien me marca de una manera, con algo me quedo siempre y no consigo deshacerme de esos pequeños detalles, así que el alargar un poco la despedida final y poder volver a decir adiós (aunque odie las despedidas) siempre es un sí para mí.
      Me encantan tus comentarios a las postales y te agradezco de verdad que me leas.
      Nos leemos en las siguientes,
      M.
      PD.: Si siguen el mismo esquema que en las otras películas (hacer una cada 9 años) la próxima tocaría para 2022, ojalá sea así. Mientras tanto te recomiendo una peli que se llama Nuestros Amantes. Tiene una esencia similar, aunque no igual, pero creo que puede llegar a gustarte.

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